15 ene 2010

Un breve balance

No me gustaría dar por finalizado el trabajo de este blog escrito a lo largo de los últimos meses sin hacer un balance tal y como nos pide el profesor de la asignatura, José Maria Perceval.

Uno de esos profesores míticos de la facultad, de los que ex-alumnos que te encuentras por esos mundos de Dios que son las redacciones y demás lugares recónditos que acogen a periodistas, te hablan y se acuerdan de él. La casualidad, el destino o vete a saber el qué, me plantaban en cuarto curso y sin haber pasado por sus clases. Buscando créditos de libre elección para completar el expediente académico que permitirá que en unos meses me cataloguen como licenciado me encontré con su nombre acompañado del de Stieg Larsson. Reconozco que me sentí más atraído por el del profesor que por el del escritor sueco. Me dije: va, vamos a probar.

Y la experiencia ha sido buena. Cierto es que una hora y media a la semana -y teniendo en cuenta que una buena gripe le ha hecho faltar más de una clase- no dan para mucho, pero reconozco haber aprendido y disfrutado en sus clases. Me gusta ir a la universidad a pensar. Es lo que me esperaba cuando aún era un iluso y creía en la universidad como un centro de pensamiento y no como al sitio al que voy a quitarme asignaturas de encima de la manera menos costosa posible. Así que encontrarme con Perceval fue una grata sorpresa.

Ah, y si hasta aquí llega algún futuro alumno buscando el nombre del profesor en Google, dejadme que os de un consejo: si un día has dormido poco, estás cansado o tienes la cabeza en otro sitio no vayas a clase. No es una clase aburrida, no se trata de ir a copiar apuntes sin pensar. Para copiar apuntes ya hay otras asignaturas. En esta hay que reflexionar y pensar sobre lo que se dice. Y si no estás capacitado para hacerlo, más vale quedarse en casa durmiendo y dar la clase por perdida.

No todo van a ser halagos y peloteo. Diré en su contra que considero que las consignas para el blog no eran lo suficientemente claras. Esta libertad (tema del que hemos hablado) tiene su parte positiva en que puedes escribir un poco de lo que te dé la gana; pero por otro lado a veces te sientes un poco perdido para saber exactamente de que debes hablar.

Sea como sea, con sus cosas buenas y sus cosas malas, no me arrepiento para nada de haber elegido estos dos sencillos créditos que me han incitado a leer la trilogía Millenium, reflexionar en torno a los temas tratados por escrito y dejarlo reflejado en un blog. No está nada mal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario