11 oct 2009

Justicia eres tú

Empezamos el blog del seminario hablando de la moral, uno de esos temas que se pueden ver desde tantos puntos de vista que da vértigo. Para situarnos, el punto de partida es la venganza que Lisbeth Salander realiza sobre su tutor en el primer libro de la trilogía, una de las escenas inolvidables de la adaptación cinematográfica del libro. Y no diremos nada más, por si algún despistado aún no ha empezado con la lectura del libro y tampoco ha visto la película.



El caso de Lisbeth Salander es uno de aquellos que de salir a la luz y ser real indignarían a la sociedad. Y no es para menos. Pero Salander prefiere callarse y hacer lo que popularmente llamamos como "tomarse la justicia por su mano". Algo más habitual de lo que nos puede parecer. Me aventuraría a asegurar que este tipo de actitudes se producen sobretodo por una falta de educación, una falta de saber vivir en sociedad, algo que desde el poder se intenta controlar en el sistema educativo con asignaturas como Educación para la ciudadanía. Pero en la sociedad actual, especialmente en los barrios y zonas marginales, el "ojo por ojo, diente por diente" es más habitual que confiar en un juez. Y pensándolo fríamente, no es para menos; la justicia de nuestro país se pone continuamente en entredicho, desde resoluciones políticas como la del Estatut hasta los juicios más cotidianos del día a día.

Nils Bjurman, el nuevo tutor de Salander tras la muerte del antiguo tutor pero que realmente era como su padre, no tiene nada que ver con su predecesor. Bjurman se convierte en un chantajista que sólo ofrece el dinero que a Salander le corresponde a cambio de violarla con violencia. Y Salander aguanta y traga. No acude a la policía, sino que busca la venganza por sus propios medios (pueden leer un fragmento para hacerse una idea). Y vaya si la consigue. Pero aquí entra en juego el quid de la cuestión: ¿es moral tomarse la justicia por su mano?




La moral es algo dónde nosotros mismos nos marcamos los límites. El problema viene en que realmente no somos nosotros quienes decidimos si una cosa es moral o no, sino un juez, quien como en tantas otras cosas, se sitúa por encima del bien y el mal y dicta sentencia.Posiblemente si hubiese acudido a la policía en un primer momento no habrían creído a Salander con todo el historial que tiene detrás; pero si lo hubiera hecho con el vídeo la justicia habría actuado debidamente al tener las pruebas gráficas. Pese a ello, no hay que dudar que el juicio habría tardado años y, aunque arruinaría la carrera de Bjurman, la condena sería limitada. Por eso, la protagonista del libro decide saltarse los límites y actuar por sí misma dejando marcado al abusador y pagándole con la misma moneda.

Ella no confía en la justicia, y la justicia no confía en ella. Parafraseando a Bécquer, ¿qué es justicia? Justicia eres tú. Una relación similar a la que tienen la mayoría de capas marginales de nuestra sociedad, que deciden actuar por su propia cuenta y ajustar cuentas al margen de la ley. Solo que Lisbeth Salander es literatura; muchos otros casos no lo son. Y aquellos que creen en la justicia por convención social hablan de Salander como una heroína, como aquél personaje literario que lleva a la práctica lo que a muchos de nosotros nos gustaría hacer. Mientras tanto, aquí, en la vida real, continuamos intentando confiar en la justicia.

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