1 nov 2009

La violencia no es buena: el caso del Potro de Vallecas

Decía la última vez que escribí en el blog que la violencia en el futbol es una triste realidad, pero lamentaba todavía más la existencia de deportes que tiene como razón de ser la violencia. El caso más claro es el boxeo. Igual que ahora se discute si se deben prohibir los toros o no, El País, TVE y otros medios de comunicación vetaron al boxeo hace ya muchos años.




Y si tuviera que decirle a mi hijo que no se hiciera boxeador, le pondría un caso: el potro de Vallecas. Policarpo Díaz Arévalo, más conocido como Poli Díaz o su popular apodo, el potro de Vallecas. Boxeador del barrio del que paseó su nombre por todo el mundo, fue 8 veces campeón de Europa de pesos ligeros, pero su adicción a las drogas y la mala vida acabaron con su carrera. Tuvo hasta un videojuego que llevaba su nombre y reapareció unos años después, para realizar una película porno. Quizás los repetidos golpes en la cabeza durante los combates de boxeo tuvieron sus consecuencias.



Lo pasó muy mal Poli Díaz, y lo reconoce. Es un ejemplo de los efectos del boxeo, pero a la vez, un ejemplo de reinserción y recuperación. Recomendable la lectura del reportaje que publicó Marca sobre la vida actual del boxeador y la entrevista que le realizaron en Soitu.

Que existen boxeadores sanos, no lo pongo en duda. Igual que existen ciclistas que no se dopan, pero unos crean la fama y el resto la sufren. De todos modos, no tiene que ser muy sano recibir palizas en el cuerpo de manera continuada. Eso es violencia sistemática, y no puede ser buena.

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